LA ESTEPA CALCINADA: UNA LECTURA DEL SENTIDO MÍSTICO Y SOCIAL
Por Italo Morales.(*)
LA
ESTEPA CALCINADA de Feliciano Padilla
reúne nueve cuentos construidos sobre un espacio homogéneo: Puno. Son relatos
atravesados por la prolongación del
telurismo: el binomio hombre-naturaleza y por la certidumbre de un humanismo
rebosante. Se aleja ideológicamente del neoindigenismo y se
centra más bien en un mundo diferente: un territorio místico, de reflexión
étnica e intercultural, cuyos personajes-enigmas dejan margen para la denuncia
social y política.
LA
EVASIÓN
Lo místico
es extender comunicación con la naturaleza y con uno mismo, es sustraerse y
vislumbrar la luz que habita en la otredad: es evasión, es refugio ante lo
prescindible. En algunos cuentos se percibe esta postura, que no tiene nada de orientalista ni
de actitud maniquea, sino que es una respuesta ante lo real. En EL PAÍS DE LOS
URUS, por ejemplo, el personaje-narrador tiene un encuentro místico con un
sabio de rasgos fantasmales: un viejo aimara descendiente de los Urus. La idea
del eterno retorno, la vuelta a la Utopía se
condiciona necesariamente con un presente caótico que conduce a la
imprescindible comparación nostálgica de lo acaecido: “Todo acabó para aquella
raza de superhombres” (p.6). Dentro de esta idea la evasión es postura
metafísica, que no sólo implica
recuperación del pasado, sino que lleva una fuente mesiánica poderosa: lo
inverso, es decir el pasado debe alterar el presente para que el bien resurja:
“esa raza volverá (...)que esa raza retorne para salvar el mundo” (p.7). En ese país de los Urus está
el maná, la energía desde donde se nutre el presente inexplorado.
Este tipo de comunicación con la
naturaleza y con sus voces percibidas
desde otro ángulo no inmediato, se aprecia en el cuento ATRAPADO ENTRE LA
SOLEDAD Y EL LAGO. Aquí, un pescador, antes de
regresar a su hogar queda arrobado por un redescubrimiento del Lago
Titicaca, con su paisaje poético y con la imagen espectral de una mujer-enigma.
Todo esto le arrastra hacia una evasión
carente del rigor metafísico, sino más bien se emparenta con la
sabiduría que encierra la naturaleza.
Cuando el personaje llega a su hogar se enfrenta con el pragmatismo del mundo
vertiginoso. Esta dicotomía naturaleza-ciudad es equivalente a
felicidad-infelicidad, según la atmósfera y la postura que pretende mostrar el
autor. Por eso la materialidad se opone a la irrealidad que significa una
suerte de refugio: “El puerto es el mismo infierno” (p.9). Lo opuesto sería: la
naturaleza es el cielo.
La evasión a veces se estrecha con el deseo de la
recuperación histórica, como en EL PAÍS DE LOS URUS o con
la invocación a la fuente divina para el alivio de los males terrestres
como en SONATA DE LOS CAMINOS OPUESTOS. En este último cuento, Manuel después
de huir de la comunidad de Khero,
perseguido por sus verdugos, vislumbra el amparo remoto de su elemento
totémico: el sol. Es que: “El sol lo era
todo para él. Lo había sido desde sus antepasados: dios del universo...”
(p.42). Pero como el devenir histórico es dialéctico (desde la racionalidad
occidental), la circularidad aimara o
quechua no se completa y la recuperación del pasado se vuelve fantástica y el
final tiende a ser trágico. Todos los cuentos acusan este tono. Esto lo
entiende también uno de los personajes en el cuento CALÍGINE cuando le dice a otro: “Te empeñas vanamente
en volver hacia atrás” (p.11). No hay
escapatoria; no hay refugio en la contemplación y en el asombro. La
realidad lo disuelve todo: la trama se nubla con un destino que sobrepasa el límite de los
personajes. De esta manera la evasión afirma cierta aura mística en estos
cuentos, pero no define necesariamente una línea clara sobre un pensamiento
utópico. No existe peso ideológico que refuerce el sentido de los temas.
PERSONAJES-ENIGMAS
En todos los cuentos, excepto en
SONATA DE LOS CAMINOS OPUESTOS y EL CANTO DEL KILLINCHI GUERRERO, existen personajes que asumen un rol
paternal, irradiados de un mayor o menor grado de misticismo: una suerte
de fuente de sabiduría que ayuda al
personaje central en su viaje hacia el conocimiento. Algunos de estos seres
tienen el rasgo de lo enigmático: aparecen, se diluyen, quedan en la memoria
frágil.
En EL PAÍS DE LOS URUS, el personaje central al
encontrarse con el sabio aimara, revela en él su condición paternal: “Su semblante de filósofo
aimara” (p.6). Éste lo sumerge en la historia de los Urus, lo abisma con su
leyenda. Es una revelación casi de carácter religioso que, al final, el discípulo queda abrumado con la
experiencia. Es un acercamiento místico con la historia, con sus raíces étnicas
que, al revelárselas, pretenden
aleccionar el porvenir. En el desenlace uno asiste al carácter fantasmagórico
del personaje-enigma que se disuelve en su espejismo.
Otro personaje con este carácter
se encuentra en CALÍGINE. Aquí, un profeta de perfiles mesiánicos anuncia
prontos cataclismos para la ciudad, y le revela al personaje-eje que pronto lo
enterrarán. Éste, incrédulo, se resiste
a asumir esta idea. Pronto descubre que en verdad siempre había estado muerto.
El profeta es un enigma desde la perspectiva del personaje central: es una
suerte de Cristo en medio de una
atmósfera apocalíptica y destructiva.
En el cuento LA ESTEPA
CALCINADA, la figura del viejo Melchor, se convierte en místico por su propia
figura paterna: “El viejo era recio como una roca milenaria y eterno y sabio
como el tiempo” (p. 15) No es necesariamente un Mesías, pero su idiosincrasia le imprime un sello caudillista, paternalista, más cerca
de lo religioso que de lo político: “Tú eres viejo, como nuestro padre eres”
(p. 16).Lo enigmático no es un desconocimiento per sé, sino una aprehensión no
inmediata de lo sensible.
En PASAJERO
DE TREN DE MEDIANOCHE, el personaje central, en pleno viaje de tren, se encuentra con un extraño acompañante que
resulta ser el Tiempo. Es el cuento más reflexivo de todos. La idea de la
fugacidad de la vida explora niveles de angustia casi no percibidos en otros relatos,
bajo estas líneas filosóficas. El personaje-enigma: el Tiempo, asume, por su
propia condición, una postura divina: “Yo soy el que debe ser” (p.23). Este
misticismo de correlato cristiano podría haber involucrado otra apertura del
rasgo existencial de la conciencia, una especie de ser-para-sí, que hubiera
dotado de mayor suficiencia al cuento.
De igual forma en LOS DISCÍPULOS DE ROBESPIERRE (de muchos
matices políticos), el personaje-enigma es un poeta puneño, que advierte a un
candidato municipal de no efectuar su mitin
en Laykakota: lugar donde se ritualiza la decapitación al injusto. Es un personaje que sirve de
puente comunicante: revela parte de la realidad, pero él mismo queda en la
incertidumbre.
El último de estos
personajes está en el cuento MACHU
SUNQASAPA. Relata la historia de unos
escoleros que le temen a un enmascarado (Papá Noel), que resulta ser el mismo
profesor de la comunidad. Al principio el rasgo enigmático tiene un tono serio,
pero luego asume un carácter festivo. La interculturalidad de este cuento, tal vez no tenga el mismo
rasgo místico de los otros relatos, pero contribuye a dar relevancia a la atmósfera general del libro.
RELEVANCIA
SOCIAL
La denuncia social y el discurso
indirectamente político no podían estar ausentes en estos cuentos cuyo escenario
es Puno: mundo marginado y castigado por la naturaleza y el olvido. Las sequías, las inundaciones,
mezcladas con los abusos gamonalistas, permiten la introducción de personajes
que hierven en venganzas y miedos. En EL CANTO DEL KILLINCHI GUERRERO, narra la
historia de un dirigente de la comunidad
de Totorani que es castigado por defender su espacio civil de los abusos
gamonalistas. La idea de la defensa de la territoraliedad indígena está
presente: “Cooperativa hay que invadir” (p.26). Este dirigente, Lorenzo
Calahuilli, no puede contra ese
designio que rebasa su propia desgracia:
entre los verdugos estaba también parte de su familia.
La tragicidad se anuncia con
mayor nitidez en-según nuestro criterio- el mejor relato: SONATA DE LOS CAMINOS
OPUESTOS. Manuel, el indio perseguido
por sus vengadores parece condenado por un destino superior. Lo horrendo se
percibe al final, cuando es enterrado
vivo por su propio hijo. El aspecto político, aunque con menor nitidez, se
aprecia en LOS DISCÍPULOS DE ROBESPIERRE. Aquí la ironía y el ingrediente
digresivo resaltan más que los ánimos
electorales del candidato municipal.
En el
cuento LA ESTEPA CALCINADA existe una
digresión política que pretende explicar
el proceso evolutivo de la comunidad. Es un espacio, que quizás no guarda
relación con el tono del cuento, pero de alguna manera lo complementa.
REFERENCIAS
FINALES
. En cuanto a la técnica y
estructura de los relatos, éstos tiene un mismo planteamiento: a) iniciar con
la acción, b) efectuar un flashback breve para explicar el pasado, c) reiniciar
el tiempo y narración iniciales. Algunas
veces introduce digresiones de orden histórico y político para sintonizar con
la temática. No obstante, a veces, estas digresiones no concuerdan con la línea
seguida en la narración: obstruyen la intensidad. Por ejemplo en el relato LA
ESTEPA CALCINADA, se dilata la acciones
con una explicación social y política de la comunidad, y, por el mismo efecto, se desaparece al personaje-eje: Melchor, lo
cual resta contundencia al final.
.El aspecto social y político no
es un elemento excluyente; se inserta en la vorágine del conflicto: tiene, en
algunos cuentos, naturaleza no accesoria.
. En
conclusión, el libro asume una postura de
reivindicación del pasado puneño: la historia aimara, el vínculo
totémico, el acercamiento con la naturaleza que engendra
al hombre y lo expulsa al cosmos.