martes, 11 de diciembre de 2012


LA ESTEPA CALCINADA: UNA LECTURA DEL SENTIDO MÍSTICO Y SOCIAL

 

                                                                                               Por  Italo Morales.(*)

 

 

            LA ESTEPA CALCINADA  de Feliciano Padilla reúne nueve cuentos construidos sobre un espacio homogéneo: Puno. Son relatos atravesados por  la prolongación del telurismo: el binomio hombre-naturaleza y por la certidumbre de un humanismo rebosante.  Se aleja  ideológicamente del neoindigenismo y se centra más bien en un mundo diferente: un territorio místico, de reflexión étnica e intercultural, cuyos personajes-enigmas dejan margen para la denuncia social y política.

 

           

LA EVASIÓN

 

 

Lo místico es extender comunicación con la naturaleza y con uno mismo, es sustraerse y vislumbrar la luz que habita en la otredad: es evasión, es refugio ante lo prescindible. En algunos cuentos se percibe esta  postura, que no tiene nada de orientalista ni de actitud maniquea, sino que es una respuesta ante lo real. En EL PAÍS DE LOS URUS, por ejemplo, el personaje-narrador tiene un encuentro místico con un sabio de rasgos fantasmales: un viejo aimara descendiente de los Urus. La idea del eterno retorno, la vuelta a la Utopía se  condiciona necesariamente con un presente caótico que conduce a la imprescindible comparación nostálgica de lo acaecido: “Todo acabó para aquella raza de superhombres” (p.6). Dentro de esta idea la evasión es postura metafísica, que  no sólo implica recuperación del pasado, sino que lleva una fuente mesiánica poderosa: lo inverso, es decir el pasado debe alterar el presente para que el bien resurja: “esa raza volverá (...)que esa raza retorne para salvar  el mundo” (p.7). En ese país de los Urus está el maná, la energía desde donde se nutre el presente inexplorado.

 

Este tipo de comunicación con la naturaleza y con sus voces  percibidas desde otro ángulo no inmediato, se aprecia en el cuento ATRAPADO ENTRE LA SOLEDAD Y EL LAGO. Aquí, un pescador, antes de  regresar a su hogar queda arrobado por un redescubrimiento del Lago Titicaca, con su paisaje poético y con la imagen espectral de una mujer-enigma. Todo esto le arrastra hacia una evasión  carente del rigor metafísico, sino más bien se emparenta con la sabiduría  que encierra la naturaleza. Cuando el personaje llega a su hogar se enfrenta con el pragmatismo del mundo vertiginoso. Esta dicotomía naturaleza-ciudad es equivalente a felicidad-infelicidad, según la atmósfera y la postura que pretende mostrar el autor. Por eso la materialidad se opone a la irrealidad que significa una suerte de refugio: “El puerto es el mismo infierno” (p.9). Lo opuesto sería: la naturaleza es el cielo.

 

 

La evasión   a veces se estrecha con el deseo de la recuperación histórica, como en EL PAÍS DE LOS URUS   o con  la invocación a la fuente divina para el alivio de los males terrestres como en SONATA DE LOS CAMINOS OPUESTOS. En este último cuento, Manuel después de huir de  la comunidad de Khero, perseguido por sus verdugos, vislumbra el amparo remoto de su elemento totémico: el sol. Es que: “El  sol lo era todo para él. Lo había sido desde sus antepasados: dios del universo...” (p.42). Pero como el devenir histórico es dialéctico (desde la racionalidad occidental), la circularidad  aimara o quechua no se completa y la recuperación del pasado se vuelve fantástica y el final tiende a ser trágico. Todos los cuentos acusan este tono. Esto lo entiende también uno de los personajes en el cuento CALÍGINE  cuando le dice a otro: “Te empeñas vanamente en volver hacia atrás” (p.11). No hay  escapatoria; no hay refugio en la contemplación y en el asombro. La realidad lo disuelve todo: la trama se nubla con  un destino que sobrepasa el límite de los personajes. De esta manera la evasión afirma cierta aura mística en estos cuentos, pero no define necesariamente una línea clara sobre un pensamiento utópico. No existe peso ideológico que refuerce el sentido de los  temas.

 

 

PERSONAJES-ENIGMAS

 

 

En todos los cuentos, excepto en SONATA DE LOS CAMINOS OPUESTOS y EL CANTO DEL KILLINCHI GUERRERO,  existen personajes que asumen un rol paternal, irradiados de un mayor o menor grado de misticismo: una suerte de  fuente de sabiduría que ayuda al personaje central en su viaje hacia el conocimiento. Algunos de estos seres tienen el rasgo de lo enigmático: aparecen, se diluyen, quedan en la memoria frágil.

 

En  EL PAÍS DE LOS URUS, el personaje central al encontrarse con el sabio aimara, revela en él su  condición paternal: “Su semblante de filósofo aimara” (p.6). Éste lo sumerge en la historia de los Urus, lo abisma con su leyenda. Es una revelación casi de carácter religioso que, al final, el discípulo queda abrumado con la experiencia. Es un acercamiento místico con la historia, con sus raíces étnicas que, al revelárselas,  pretenden aleccionar el porvenir. En el desenlace uno asiste al carácter fantasmagórico del personaje-enigma que se disuelve en su espejismo.

 

 

Otro personaje con este carácter se encuentra en CALÍGINE. Aquí, un profeta de perfiles mesiánicos anuncia prontos cataclismos para la ciudad, y le revela al personaje-eje que pronto lo enterrarán. Éste,  incrédulo, se resiste a asumir esta idea. Pronto descubre que en verdad siempre había estado muerto. El profeta es un enigma desde la perspectiva del personaje central: es una suerte de Cristo en medio de  una atmósfera apocalíptica y destructiva.

 

En el cuento LA ESTEPA CALCINADA, la figura del viejo Melchor, se convierte en místico por su propia figura paterna: “El viejo era recio como una roca milenaria y eterno y sabio como el tiempo” (p. 15) No es necesariamente un Mesías, pero  su idiosincrasia le imprime  un sello caudillista, paternalista, más cerca de lo religioso que de lo político: “Tú eres viejo, como nuestro padre eres” (p. 16).Lo enigmático no es un desconocimiento per sé, sino una aprehensión no inmediata de lo sensible.

 

En PASAJERO DE TREN DE MEDIANOCHE, el personaje central, en pleno viaje de tren,   se encuentra con un extraño acompañante que resulta ser el Tiempo. Es el cuento más reflexivo de todos. La idea de la fugacidad de la vida explora niveles de angustia casi no percibidos en otros relatos, bajo estas líneas filosóficas. El personaje-enigma: el Tiempo, asume, por su propia condición, una postura divina: “Yo soy el que debe ser” (p.23). Este misticismo de correlato cristiano podría haber involucrado otra apertura del rasgo existencial de la conciencia, una especie de ser-para-sí, que hubiera dotado de mayor suficiencia al  cuento.

 

De igual forma  en LOS DISCÍPULOS DE ROBESPIERRE (de muchos matices políticos), el personaje-enigma es un poeta puneño, que advierte a un candidato municipal de  no efectuar su mitin en Laykakota: lugar donde se ritualiza la decapitación  al injusto. Es un personaje que sirve de puente comunicante: revela parte de la realidad, pero él mismo queda en la incertidumbre.

 

El último de estos personajes  está en el cuento MACHU SUNQASAPA.  Relata la historia de unos escoleros que le temen a un enmascarado (Papá Noel), que resulta ser el mismo profesor de la comunidad. Al principio el rasgo enigmático tiene un tono serio, pero luego asume un carácter festivo. La interculturalidad  de este cuento, tal vez no tenga el mismo rasgo místico de los otros relatos, pero contribuye  a dar relevancia  a la atmósfera general del libro.

 

 

RELEVANCIA SOCIAL

 

 

La denuncia social y el discurso indirectamente político no podían estar ausentes en estos cuentos cuyo escenario es Puno: mundo marginado y castigado por la naturaleza y  el olvido. Las sequías, las inundaciones, mezcladas con los abusos gamonalistas, permiten la introducción de personajes que hierven en venganzas y miedos. En EL CANTO DEL KILLINCHI GUERRERO, narra la historia de un dirigente  de la comunidad de Totorani que es castigado por defender su espacio civil de los abusos gamonalistas. La idea de la defensa de la territoraliedad indígena está presente: “Cooperativa hay que invadir” (p.26). Este dirigente, Lorenzo Calahuilli,  no puede contra ese designio  que rebasa su propia desgracia: entre los verdugos estaba también parte de su familia.

 

La tragicidad se anuncia con mayor nitidez en-según nuestro criterio- el mejor relato: SONATA DE LOS CAMINOS OPUESTOS. Manuel, el  indio perseguido por sus vengadores parece condenado por un destino superior. Lo horrendo se percibe al final,  cuando es enterrado vivo por su propio hijo. El aspecto político, aunque con menor nitidez, se aprecia en LOS DISCÍPULOS DE ROBESPIERRE. Aquí la ironía y el ingrediente digresivo resaltan más que  los ánimos electorales del candidato municipal.

 

 

 En  el cuento LA ESTEPA CALCINADA  existe una digresión  política que pretende explicar el proceso evolutivo de la comunidad. Es un espacio, que quizás no guarda relación con el tono del cuento, pero de alguna manera  lo complementa.

 

            REFERENCIAS FINALES


 

. En cuanto a la técnica y estructura de los relatos, éstos tiene un mismo planteamiento: a) iniciar con la acción, b) efectuar un flashback breve para explicar el pasado, c) reiniciar el tiempo y narración  iniciales. Algunas veces introduce digresiones de orden histórico y político para sintonizar con la temática. No obstante, a veces, estas digresiones no concuerdan con la línea seguida en la narración: obstruyen la intensidad. Por ejemplo en el relato LA ESTEPA CALCINADA, se dilata  la acciones con  una explicación social y política  de la comunidad, y, por el mismo efecto,  se desaparece al personaje-eje: Melchor, lo cual resta contundencia al  final.

 

.El aspecto social y político no es un elemento excluyente; se inserta en la vorágine del conflicto: tiene, en algunos cuentos, naturaleza no accesoria.

 

. En conclusión, el libro asume una postura de  reivindicación del pasado puneño: la historia aimara, el vínculo totémico, el acercamiento con la naturaleza que   engendra  al hombre y lo expulsa al cosmos.

 

 

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