Hay una forma de morir en el intento: amando hasta decir jamás. Amar no es necesariamente un asunto metafísico, sino un problema teorético. Desde Platón a Adorno el amor ha sufrido la variación de estilos y de conjeturas. En todas ellas la única respuesta posible ha sido el olvido.
Borges amó la distancia de un poema en la llanura; Kafka amó el centro de la ciudad; Cortázar la vastedad de un problema lógico y absurdo; en cambió yo, que nunca seré la milésima parte de ellos amé la sílaba que me dejó un adiós.
1 comentario:
El amor configura en la postmodernidad una ruptura con el romanticismo. El amor ya no es una estética pura, sino hibridez de códigos.
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